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Beqa-Kafra el pueblo maronita donde nació San Chárbel.


Beqa-kafra se encuentra más o menos a 140 kilómetros de Beirut, es el pueblo más elevado del Líbano: 1600 metros de altitud. Está situado frente a Bcharré y los famosos "Cedros de Dios". Unas cien casas con terrazas de adobe forman un grupo alrededor de su Iglesia.


Durante el invierno están sumergidas bajo la nieve, en el verano forman un pintoresco cuadro sobre el fondo de verdura de las moreras y la parra. Ahora los manzanos han tomado el lugar de los árboles que nutrían a los gusanos de seda.


Desgraciadamente el pueblo se ha vaciado poco a poco a causa de la emigración: cientos de campesinos de allí emigraron y se establecieron en Australia. Podríamos decir que los habitantes tiene un carácter turbulento. Pero como todos los maronitas, están orgullosos de su fe y saben enfrentarse a la muerte por conservarla. Han sobrevivido a las tempestades y su gran amor a los cedros, a pesar del lucro existe por llevárselos, pero ni la dominación turca, ni la conscripción que les imponían, ni las miseria han podido disminuir en siglos su fidelidad a Dios y a la Iglesia.


En efecto, entre las maravillas naturales de esta región existen unos imponentes árboles pináceos, en la que destacan los cedros. Son árboles grandes, perinnofolios, extremadamente longevos, de troncos derechos y robustos y algunos incluso alcanzan los 50 metros de altura. La Sagrada Escritura, para poder expresar abundancia y generosidad, suele remitir a la grandeza de los cedros del Líbano.


En cierto sentido podríamos aplicar a San Chárbel el discurso de la Sabuduría que aparece en el libro Eclesiástico: "como cedro me he elevado en el Líbano" (Si 24, 13).


Son buenos y hospitalarios, laboriosos y perseverantes en su lucha contra la naturaleza y en su amor por las buenas tierras. Practican la religión con respeto humano. Muy devotos de la Virgen, rezan su rosario. No es raro encontrar todavía a uno de esos habitantes de la montaña que, en su camino hacia el trabajo del campo, vayan rezando ostensiblemente su rosario.


Y cuántos pequeños monumentos dedicados a la Virgen alegran el borde de las calles. Nunca dejan pasar un religioso en su pueblo sin correr a besarle la mano, La confianza hacia san Saba, patrón de una de las Iglesia de Beqa-Kafra, viene después de su amor hacia Nuestra Señora.


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